LA MAYORÍA SILENCIOSA Y PATRIÓTICA SALE A VOTAR Y SE IMPONE A LAS MAQUINARIAS ELECTORERAS
Por Aldo Rosado-Tuero
Jamás antes me había alegrado tanto de dar una opinión equivocada. Nunca antes en mi vida hice tanto para que no se cumpliera un vaticinio hecho por mí. Al principio de la campaña de estas elecciones que se llevaron a cabo ayer, predije que Donald Trump sería barrido por la infame alianza que menciono en el título de este artículo. Así lo creí y basado en los hechos hice mi primer análisis.
Pero como cubano anticastrista, nacionalista y cristiano, por encima de lo que me decía mi cerebro se impuso la cierta e innegable verdad de que había que luchar contra viento y marea contra todo lo que representaban Hillary Clinton y sus adláteres del Partido Demócrata, y que lo que se jugaba era la supervivencia de los valores tradicionales y el carácter cristiano de esta Nación; y que dejando a un lado las facetas del oponente de la demoníaca Hillary (Donald Trump) que me desagradaban terriblemente—como esto no era un certamen de simpatías personales—decidí dejar de lado esas cosas, que en una cuestión tan importante como el futuro de la Nación en la que vivo, de mi familia y la supervivencia de la libertad y la democracia, no son relevantes.
Y me dediqué y puse a Nuevo Acción enteramente a la tarea de tratar de convencer al mayor número posible de lectores de que se imponía el voto de rechazo a Hillary Clinton y todo lo que ella representa, aunque para eso, quedara muy mal como analista político. Repito nunca hice tanto para que después del 8 de noviembre me pudieran restregar en la cara mi equivocada predicción.
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